La ciudad
La ciudad de Sevilla ha
experimentado a lo largo de su historia cambios en su morfología en su mayoría
producidos por una serie impulsos urbanos y arquitectónicos, esto provocaba que
la ciudad vibrara, y se desarrollara. Así Sevilla nos ha concedido edificios
como la Giralda o La Torre del Oro. En otra época, gracias a su condición de
Puerto de Indias experimentó un gran auge y crecimiento, pero se sometió al
paso del tiempo perdiendo poco a poco esplendor. Las Exposiciones del siglo XX
de nuevo tensaron la cuerda de la ciudad, que volvió a engalanarse para la
ocasión. En la actualidad, la ciudad en cuyo caserío, plazas y parques podemos
ver reflejado el paso del tiempo experimenta otro impulso. Las nuevas propuestas
urbanas de edificios en altura buscan nuevas formas de ciudad, son hitos de
nuestro tiempo. Estamos ante una nueva vibración.
La torre
El edificio cuenta con
un total de 46 plantas más 4 sótanos, y alcanza una altura de 185 m sobre la
rasante. El acceso principal es por el este, a través de la plaza sobre-elevada
con respecto a la rasante de la calle. Se accede a la planta baja que básicamente
se destina a información y recepción, y cuenta con una doble altura que
comunica con el restaurante. Por el oeste a nivel del parque urbano encontramos
el acceso a la planta cafetería-restaurante, es de carácter público y desde
ésta se puede acceder directamente al aparcamiento. La planta base del edificio
es circular. La geometría del edificio surge de la agrupación cada 2 plantas
entre sí formando bandejas, éstas se superponen unas a otras bajo un núcleo
común pero variando la posición de su eje central con respecto al núcleo. De
esta manera da la sensación de que el edificio está vibrando y como consecuencia
las plantas se desplazan lateralmente generando un alzado quebrado distinto
desde cualquier punto de vista. El desfase de unas plantas sobre las otras
genera un espacio exterior en la inmediatamente superior, este espacio se
convierte en terrazas al aire libre como lugar de descanso y desahogo para las
plantas de oficinas. A medida que se asciende en altura va disminuyendo el
diámetro del círculo de la planta base, de tal manera que el edificio es
ligeramente telescópico y así consigue una formamás estilizada. Bajo la torre
se desarrolla un aparcamiento de 4 niveles con accesos rodados desde la calle norte,
y accesos peatonales desde la plaza, el parque y el propio edificio. Estéticamente
la fachada del edificio está formada por un aplacado en tonos claros blancos y grises
que lo hacen difuminarse en el horizonte. El sistema estructural hace posible
la fachada libre con una ventana corrida en cada planta que rodea la envolvente
de la torre. Las circunstancias climatológicas que caracterizan a Sevilla por
las elevadas temperaturas y la fuerte radiación solar hace necesario optar por
un sistema protector de radiación formado por lamas orientables.
El sistema estructural
La estructura del
edificio está formada por un núcleo de hormigón armado de gran espesor y de
directriz recta, reforzado con 8 pilares apantallados interiores radiales que
le confieren mayor inercia. Dentro del núcleo rígido de hormigón se insertan
los elementos de comunicación vertical, escaleras y montacargas, y las
instalaciones. Los pilares apantallados radiales sirven de apoyo para las vigas
de carga de los forjados. La dualidad del sistema estructural (núcleo-pilares)
es el que cumple con la función resistente. Los forjados son pretensados, así
resistirán mejor las cargas en vuelo, y están constituidos por vigas jácenas
metálicas que apoyan del núcleo a los pilares y su prolongación hasta el
perímetro del edificio es en voladizo ya que los pilares están retranqueados
respecto a la fachada. Con este sistema estructural de elemento resistente
central se permiten fachadas continuas y plantas diáfanas, con libertad de movimiento
y aptas para albergar el programa de oficinas previsto.
La ordenación del entorno
La ordenación del entorno
La ordenación del entorno
y el espacio público que se desarrolla a los pies de la torre busca la conexión
de los fragmentos de la ciudad existente que se han debilitado con el tiempo,
la Isla de la Cartuja y la ciudad. En un solar de esta envergadura la ordenación
se asemeja más a una intervención urbanística que a una operación puntual, por tanto
es importante marcar la continuidad entre las partes para evitar el vacío
urbano. Con la ordenación del sector se intenta continuar la prolongación e
influencia del parque del Alamillo al resto de la ciudad mediante una
topografía natural escalonada tratada con espacios verdes que articulan el
solar por el oeste y de norte a sur. Al este del solar se genera una topografía
artificial formada por bandejas o plataformas tratadas con pavimentación a
diferentes niveles que van ascendiendo hasta confluir con el espacio verde en
una línea de intensidad máxima. En este punto surge la torre como una forma
difusa y vibrante emergida del terreno natural. Su ubicación busca potenciar
visualmente la imagen del edificio en la ciudad.
El terreno propuesto
tanto por su forma trapezoidal y arbitraria como por su posición bordeando la
ribera del río entre dos fragmentos de ciudad sugiere una composición a base de
formas naturales pero aleatorias tal y como procede la propia naturaleza, con
un diálogo entre lo orgánico y lo artificial. El terreno se moldea a base de
pliegues formando terrazas escalonadas que miran al río. En ellas se alternan
las zonas de estancia y paseo, el ocio y la reflexión. La presencia de la vegetación
es notable pero a su vez moderada. Al este en la zona de acceso a la torre,
donde el solar mira al tejido urbano la respuesta es más tranquila y sugiere un
movimiento más lento, las plataformas escalonadas son pavimentadas con ausencia
de vegetación y converge con la zona verde en la torre como la unión de dos
tejidos urbanos distintos.
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